jueves, 16 de julio de 2009

"Malestar latente"


Todo surge repentinamente de la tibia noche de hoy. La máquina esta encendida y mi amiga presente allí. Al rato de hablar, ella me pronuncia estas palabras: “malestar latente”.
¿Qué significa esto? Yo misma me lo pregunte.
Para poder explicarlo de alguna forma-si puedo llegar a eso- sería como aquello que está siempre sin despejarse de nuestras vidas. Quieto como un punto. Sin moverse. Diría que casi tímido sumergido en una inmensa soledad. Hasta que algún factor externo lo hacer resurgir, cobrar valor. Deja de ser ese punto y pertenecer ahora al mundo de las líneas. Remarcando un trozo importante en nuestra “olvidada” mente.
Siempre intentamos ignorarlo a ese “punto” disminuyéndolo, menospreciándolo. Pero él persiste firme como la inmóvil estatua. Llegando al momento de la trágica explosión. A veces, cuando esto sucede, es tarde y para alegría nuestra lo mejor-quién sabe que es lo mejor- ya lo vivimos. En otras ocasiones no sucede lo mismo. Y ese malestar logra transformarse en un abominable dolor.
Evadirlo no es la solución-ya lo intente y no logre respuesta alguna- tal vez la situación es enfrentarlo, pelarle la pulseada y tratar de ganarle. Aunque el muy malvado casi siempre gana la partida.
¿Cuál será la causa de nuestra tendencia al olvido? Si así, de igual manera no nos sentimos mejor. Sólo “maquillamos” los momentos. Pero nada logramos. Ya que cuando la pintura se esfuma el “malestar latente” pega su patada letal, fulminante. Dejando huellas, marcas. Que nunca sabremos si el tiempo logrará borrarlas. Muchas veces es cuestión de tiempo. Aunque éste mismo puede ayudar en ese golpe fatídico.
Continuamente sabemos las causas de ese “malestar latente” y diría que hasta sus consecuencias, pero lo que nunca entenderemos es su final. Eso no lo determinamos nosotros. Por que más allá de que se intente; el mismo sabe cuando se tiene que dar por retirado.