lunes, 24 de agosto de 2009

Instrucciones para llorar

Instrucciones para llorar. Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.

Instrucciones para cantar

Empiece por romper los espejos de su casa, deje caer los brazos, mire vagamente la pared, olvidese. Cante una sola nota, escuche por dentro. Si oye (pero esto ocurrirá mucho después) algo como un paisaje sumido en el miedo, con hogueras entre las piedras, con siluetas semidesnudas en cuclillas, creo que estará bien encaminado, y lo mismo si oye un río por donde bajan barcas pintadas de amarillo y negro, si oye un sabor pan, un tacto de dedos, una sombra de caballo. Después compre solfeos y un frac, y por favor no cante por la nariz y deje en paz a Schumann.
Cortázar.

martes, 18 de agosto de 2009

El secreto de sus ojos


Yo suelo recomendar películas. Aún sin ser una crítica de cine (considero que en gran cantidad no sirven estos “expertos” en la cinematografía) ya que más allá de lo técnico, la última palabra es de uno. Todo puede resultar muy perfecto para ellos, pero no para nuestra vista.
En esta ocasión recomiendo un largometraje estrenado hace pocos días: El secreto de sus ojos.
Si alguien pediría que la califique en que género específico se ubica ésta película; creo que no podría encontrarle respuesta. ¿Por qué? Por que es todos los géneros a la vez: thriller, drama, con toques de comedia, más algo de romántico entremezclado con el suspenso. Es todo eso a la vez. Sin tener una gota de más, sin una pizca que lo arruine; todo a su dosis justa.
Es que a lo largo de las casi dos horas-que en absoluto se vuelven tediosas- nos teles transportamos hacía la vida de Benjamín Espósito (genial, como siempre, Ricardo Darín) un jubilado funcionario judicial devenido en escritor, quién nos intenta relatar, a través de su principiante novela, un asesinato (aún no resulto) de una joven ocurrido hace veinte y cinco años atrás. Aunque más allá de este crimen Espósito se dará cuenta que no fue lo único no resuelto: el amor también quedo pendiente, ese amor que el sentía por el personaje de Irene interpretado en forma excepcional por Soledad Villamil (les aseguro que sólo ella puede lograr que su mirada trasmita tanto). (“¿Cómo se hace para vivir una vida llena de nada?")
Además con actores interpretando otro tipo de papeles a los que no solemos estar acostumbrados a ver, como es el caso de Guillermo Francella (es increíble verlo), con actuaciones a la medida justa (creo quedarme corta con los halagos hacia Pablo Rago; Ricardo Morales, diría simplemente brillante), y con además buenas caras jóvenes para el cine.
Es un largometraje que nos permite estar atentos todo el tiempo, interesarnos por todo lo que va a suceder, y aprender de los mensajes que nos dejan: saber que
una mirada lo puede llegar a decir todo, que la pasión nunca se pierde, como tampoco el amor.
Dato además la película esta ambientada en los años de la presidencia de Isabel de Perón y sin caer en lo común de las películas de época, todo lo contrario.
Alguna información más: no es lo típico de Campanella (igual perdonen amigos, me encantan sus películas) y cada vez me sorprende más. Y pienso en el buen cine que aquí existe entre tanta mediocridad de otros medios de comunicación.
Altamente recomendable-por lo menos de mi parte- para lograr ver buen cine: mientras reímos, lloramos, pensamos y reflexionemos.
¿Cuántas veces revisamos el pasado, y lo que es peor aún nos encontramos con que éste esta vacío?
Tentate con la página oficial y ahí mira el trailer:http://www.elsecretodesusojos.com/

martes, 11 de agosto de 2009

"Tarde de otoño:nunca le creas a una mujer"


Tres historias. Tres vidas diferentes, se juntan una tarde de otoño a tomar el té.
Leticia llega puntual, en cambio Julieta arriba diez minutos tarde o quizás menos que Carla.
Son tan distintas y tan iguales a la vez.
Una roza la línea de la perfección, otra el límite de la imperfección y bueno, Carla ya no sabe en que raya esta parada.
Siempre la situación es la misma; un té o una lágrima y un tema excluyente: hombres (si percataran el tiempo en que se pierde hablando de ellos, aunque mejor no levantar polvareda que ya bastan importante se “la creen”).
Para Leticia todo, pero absolutamente todo, es blanco o negro. No conoce los matices: es que nunca nada cambio de su rutina: Patricio cuando se despierta Patricio cuando se recuesta.
Todo es tan así…, diría Carla, inapetente (para ser claro, como bien ejemplificaría Julieta: “comida sin pizca de sal: abominable”)
Para Julieta resulta todo lo contrario (los hombres sirven para una sola cosa, lo demás es material para el descarte, ficticio y Susanita no es otra cosa que un personaje de Malfada). En ella conviven varias personas dependiendo de la semana o el mes: hace treinta días estaba Víctor; ahora eso ya es historia y el presente es Miguel, ¿aunque siempre se vuelve a lo primero? Puede que Víctor reaparezca cada tanto (y bueno “para pasar un grato momento sirve”).
Carla es el límite de ambas: corre de un extremo a otra: no piensa en el “hasta que la muerte nos separe” pero si en alguien para un rato. Tal vez meses, años: pero eso si nunca en la palabra rutina: esa no esta en su diccionario.
Leticia se desvive por Patricio, para ella todo es como una buena película de amor. En cambio Julieta adora las de acción y Carla también aunque en su hondo fondo quiere los finales felices.
El té, la lágrima las junta como lo realiza el tema excluyente: los hombres. En esas charlas siempre salen las mismas conclusiones: lo idiota que es la mujer ante estas situaciones, pero a la vez lo astuta que puede llegar a ser delante de un tonto hombre (¿a caso Miguel y Víctor saben que comparten la misma mujer?).
Carla hace dos meses que intenta “estar bien con alguien” ¿como es estar bien?: cine, teatro más comida y buen sexo?. Si hablamos en esos términos le sale bastante aceptable.
Como dije Leticia hace-o no mejor dicho-hacía lo mismo y le funcionaba bien. Ahora sólo es trabajo, casa, comer, mirar algo de la espantosa pantalla cuadrada, y sexo, pero no critiquemos “ella es feliz así”.
¿Y de Julieta que puedo decir?, ha que el sábado pasado asistió a la fiesta Brasilera realizada por un ex amante, devenido en amigo, y que la paso de maravillas.
Cada una a su manera lo disfruta y es feliz “a su estilo”. Son amigas hace más de treinta años, se conocen se respetan, se quieren y por sobre todo se entienden.
Y tal vez esa sea la causa de que hoy fuera corta la charla, que el té pase como un suspiro y el tema excluyendo quedara apartado: es que resulta que Leticia tenía que encontrarse con Luciano, a Julieta no le tocaba día ni de Miguel y menos de Víctor sino era día de Matías y para la adorada Carla era la hora con Gonzalo.
Ahora bien, si todos quieren saber que conclusión se sacó de la charla en una tarde de otoño; es la siguiente: “nunca le creas a una mujer”.