sábado, 17 de octubre de 2009

Nuestro Diciembre(ya no es aquel noviembre)

Y yo sigo aquí impoluta sentada mirando como la nada misma transcurre.
La memoria, por más que intente lo contrario, me vuelve allí: los momentos, los aromas, las alegrías, y las tristezas. Ella siempre esta sujeta a esos meses, días, horas, minutos consumidos junto a ti. Intente muchas formas quitarte de mi mente: olvidarte y perderme en la multitud. Pero eso raras veces me resulto factible.
Recorría el mismo camino que hacía con vos todos los días: línea D: Desde Callo hasta Olleros esperando tal vez ¿encontrarte?
No se si era eso lo que quería. No se que es lo que quiero. Si estoy segura de algo: al amor lo conocí una sola y única vez,aunque dude....
Tras transcurrir dos años de aquel noviembre: para ser precisos el treinta de ese mes, vos decidiste terminar con esto (“algo te atormentaba”), yo escuche con atención, callé, y salí de este bar (si del mismo en donde escribo estas palabras) y corrí tanto, tanto, hasta doler. Mi cuerpo sentía el dolor del alma, y así fue que lloré, lloré al término de no existir más gotas para derramar.
Ahora pienso, inclusive escribiendo esta historia, ¿y si todos nuestras vivencias de la vida fueran como lo escrito por un escritor en donde lo no apetecible se puede deshacer?, por ejemplo: yo eliminaría ese día del mes de noviembre ¡Que fantástico resultaría todo! Lástima que todo lo contado aquí, es verdad. Pero bueno, como dice mi amiga Amelia hay que mirar el futuro y pisar el pasado. ¿Pero como se hace cuando éste aún hoy nos agobia? ¿Como se hace para continuar, y para no padecer el frío en el cuerpo ya adormecido, cansado? Ahora me pregunto ¿se puede? Supongo que si, aunque no este segura de eso y todo me resulte raro lo intento.
Mientras escribo estas líneas-que no se que intentan ser- pido mi segundo te en el bar de Marito (el no cambio y aún sigue aquí) veo entrar a un hombre bello (depende de que es lo bello para uno, claro esta) más bien digamos que atractivo (si cambio; bello por atractivo). Lo mire un largo rato detenidamente, justo estaba lateral hacía mí, se encontraba sólo, su mirada parecía casi como perdida (un poco tanto como la mía) en su mano izquierda tenía una pluma y un par de hojas en blanco. Al tiempo de estar sentado allí, de refilón él echo un vistazo en general y logró percibirme. Yo por mi parte, consumida en la vergüenza agache la cabeza e intente escribir, aunque fuera en vano. Entonces fue en ese preciso momento que con disimulo volvía a levantar mi rostro; ya que mi objetivo era mirar que anotaba en ese papel, si eran letras o alguna otra cosa, pero fue inútil: aquel hombre volvió a depositar sus ojos en mí y yo nuevamente fui apoderada por la vergüenza.
A las horas el se me acerca y pregunta si mi silla se encuentra ocupada a lo que contesto que no.
Se sienta y tras un largo rato de observarme se presenta.
-Hola, perdón por sentirse casi invadida por mí, mi nombre es Julio.
-Disculpas aceptadas. Hola mi nombre es Adela. No quisiera ser entrometida pero… ¿Qué lleva allí? ¿Dibujos?
- No lo es. Y si, soy un dibujante de la vida.
- ¿Y como es eso de ser dibujante de la vida?
- Simple: soy un dibujante de la realidad, suelo juntarme en plazas, bares y observar a la gente y retratarlas sin que lleguen a enterarse. Ve por ejemplo hoy la dibuje a usted.
- ¿A mí?
- Si a usted. Me gustan sus manos. Son finas como las que tenía Elba.
- ¿Elba? Creo no entender
- Perdóneme. Estoy faltando a mi regla que era no hablar más de ella.
- ¿Y ella es…?
- Mi ex mujer, amante, novia.
- Ah. Seguramente entra a bares en forma desesperante y busca gente parecida ¿verdad?
-Si lo suelo hacer con frecuencia. Aunque a este bar hace ya casi dos años que no asistía ¿Y usted como sabe eso de buscar gente parecida?
- Ay si yo le contara… pero pregunto ¿Por qué hace ya casi dos años que no asiste a el bar de Marito?
-Es que aquí me dejo un Noviembre, este es el lugar donde llore. Eso fue a hace ya dos años y todavía la sigo buscando, amando. Estoy loco. Nadie me entiende. Todos me tratan de loco, es que seguro lo estoy.
-No lo esta, si fuera tal caso somos dos en la misma situación. Yo vuelvo siempre a este bar. Espero encontrarlo aquí. Y todas las mañanas antes de partir a la oficina intento hacer el mismo recorrido que hacía junto a él. Pero supongo que ya no estará acá. O no se. Yo lo realizo. Tal vez algún día tenga suerte (aunque a esta altura dudo de la suerte). Mire; podríamos probar quién esta más loco de los dos y seguro soy yo la que gane.
-Jaja. No se, pero cada vez me atormenta más. Usted es lo más parecido a Elba que vi. Por eso me acerque a hablarle y por la misma causa la dibuje.
-Y bueno a decir verdad hace horas que estoy aquí, y fue la única persona que vislumbre con claridad. Sus ojos mezclados con los anteojos son lo más semejante a Héctor. Además que el aroma a su cigarro me hizo recordarlo. Fuma los mismos que fumaba él.
-Bueno, yo no fumo, digamos que son algo así más para aparentar.
-Jaja.
-¿De que se ríe?
-De nada, sólo me río. Me hace bien. Hacía tanto que no lo hacía que lo había olvidado……y continúo con mi escritura.
-¿Que escribe?
-Estaba intentando contar mi historia con Héctor. Pero ya se me estaba agotando las ideas, los pensamientos, hasta que llego usted.
-¿De verdad?
- Pues claro, esta historia comenzó con Héctor como protagonista…pero ahora que lo pienso puede cambiar ¿quiere que la cambie?
-Podría….yo también cambiaría algunos retratos de Elba. Pero el de hoy le aseguro que no lo cambio. Lo dejo así, bello como se encuentra en este instante.
-¿Y el relato como se titularía?, ¿Cómo dice aquí: Aquel noviembre? Aunque mirando el reloj a pasado un minuto de las doce y ya estamos en diciembre….
-Tiene razón, lo voy a cambiar: ahora será: Nuestro Diciembre. ¿Aprecia ese título?
- Me parece maravilloso.

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