sábado, 7 de noviembre de 2009

Hola, soy Rebecca.

Soy la del medio de cinco hermanos: Mariano, Facundo, Mercedes, ahí vengo yo y seguimos con Tobías.

Mi nombre es Rebecca (si, fui como en todo la más desfavorecida con los nombres. Igual algo me gusta ¿tiene onda? Puede ser….).

Mi familia como es de suponer es inmensamente numerosa (mi abuela, la mamá de mi papá, tuvo cinco hijos varones: ¡podes creer!¡ cinco! Yo creo que no llego ni a uno.

Para ser tantos nos llevamos bien, nos vemos comúnmente y hablamos siempre ¡increíble!

Ah me olvide de contar que en realidad a nadie llamamos tal cual es su nombre: Mariano es batata, que se yo, apodo del club, Facundo es Faca, Mercedes es Mecha, y bueno a mi me suelen decir Rebe (una maldición, pero ya a esta altura lo acepto) y al pobre Tobías le dicen Toba.

Mis primogénitos se llaman Juan Carlos y Ana, partida doble: son médicos.

Es que acá hay mucha medicina. Todo se inicia con el abuelo Enrique (el es médico) y así sigue todo: los hijos, los nietos, y creo que hasta los bisnietos seguro serán médicos, no mejor dicho: ¿ah no me digas que sos la nietita del doctor Enrique? Un genio tu abuelo. Si soy la misma, la nieta del cardiólogo, la sobrina del pediatra y la hija del gastroenterólogo ¿necesitas alguna especialidad más? Por que la busco y la consigo: ah sí me falto clínica, y traumatología.

Quédate seguro que en mi familia, si nos pasa algo (toca madera, como dice la abuela) en lugar de llamar a la ambulancia llamamos al tío, tía, abuelo, hermano y a la mare en coche. Por que de aseguro se enteran todos. Mira hasta llega la noticia a Francia (allí vive Sebastian que juega a la pelota ovalada y que es el orgullo de mi abuelo, justo el que no estudio medicina como él, es el orgullo, y si juega al rugby y encima es Puma).

Mis días suelen ser normales, en realidad depende. Estoy en sexto año de medicina, ya casi terminando, cursando en el Ramos Mejía, que por suerte ya finalizo, basta de libros, y de facultad: años que me despierto pensando en El Salvador y me acuesto pensando lo mismo.

Todavía me acuerdo mi primera clase: yo era a la que todos miraban. Me senté allí en el aula Magna y no hice más que apoyar mi hermoso trasero (que a lo largo de los seis años: creció, se achicó, volvió a crecer, y ahora esta chico de nuevo: ¡por suerte!) y la china (si la Doctora de química) empezó: ¡es un halago tener a la nieta del mejor cardiólogo del país! Yo la mire con cara de no se que hasta que me hizo levantar de la silla para que me muestre al resto y encima seguía hablando. Bueno paso esa penosa clase y me fui para anatomía: ¡huy peor! Me dictaban tres viejos que entre ellos sumaban ciento cincuenta años juntos y todos eran amigos de mi adoradito abuelo.

Bueno, pero en fin…con el tiempo la pase bien. Conocí gente, mucha, algunas los perdí en el camino (creo que dejaron, no se, los tengo en el MSN pero no les hablo: siempre me conecto como desconectada así veo quién esta y con quién quiero llegar a tener un mínimo tipo de diálogo .Es que odio en cantidad el MSN y mucho aún los mensajes de texto: ¿en lugar de escribirme tres páginas de mensajes por que no me llamas?, huy ahora que pienso eso se lo dije a Manuel (mi primer amorío facultativo) y se enojo. Que se yo, era un poco de mal carácter, bah, en realidad, era asqueroso y se hacía el no se que. Ahora me río, pero para mi, en primer año era el hombre con quién me pensaba hasta casar (re idiota y muy mentalidad femenina, un espanto, ¡que horror!). Manuel era lindo, alto, flaquito (para ubicarlo era back, apertura, así que tan mal cuerpo no tenía) y cursaba segundo año. Salimos juntos casi un año y pico. En la familia obvio lo adoraban: ¡era el indicado!, si, pero para salir corriendo….

Seguí a Rebecca mañana que vuelve.

No hay comentarios: