miércoles, 19 de mayo de 2010

"Aceptada"

Comencé y casi ni comente….decir que estoy feliz es algo evidente y raro. Acá las cosas no están en gran desmedida. Las caras no se si son todas alegres. Pero bueno tranquilos: “vengo de un lugar que ya atravesó por lo mismo hace unos años más atrás”. No se asusten de todo lo malo siempre sale algo positivo.
Puede que peque de una esperanza que les puede parecer abominable en estos tiempos que corren…perdón si resulta el caso (igual vislumbre que esa mala palabra denominada políticos sigue siendo tan espantosa en Argentina como aquí: se les ocurren cada día...pero mejor no hablar de eso...)
Contando de lo mío podría decir como me siento.
Cuando vivía en la argentina me detonaba una persona de grandes aires rotulados como insoportables en algunos momentos. Me lo decían todos hasta yo misma. Siempre intentaba cambiar el ser poco tolerante para poder ser una persona “aceptada” en la ciudad.
“Aceptada” que palabrita….
Pretendía ser reconocida por la sociedad (reconocida en el sentido de ser entendida, y que tuviese el buen visto para seguir). Todavía no entiendo por que cargaba con esa mochila. Nadie me obligaba a tenerla encima. Aunque si lo pienso mejor; si había gente que buscaba más de mí (juro no dar nombres: mi madre, mi madre, mi madre, Juan Pedro, Manuel, perdón se me escaparon).
Cuestiones que vista desde lejos rozan el rango de lo pánfilo.
Hoy justo me salió esta situación mientras viajaba en el metro (y sonaba de fondo lo último de Serrano: no puedo dejar de escucharlo como todo lo que hace este madrileño). Surgió por que trate de comparar (otra palabra odiosa por mi) mis viajes allá y mis viajes aquí.
Allá cada vez que tomaba el subte (la línea D) presentía que todos me observaban. Y sólo en mi cabeza retumbaba que: ¡que miércoles (¿o coño te gusta más?) tenía! Yo sabía que no era por belleza sino por contrario, o sea, la no belleza. Quién sabe. No era obsesión mía: sus miradas estaban predispuesta en este minúsculo cuerpo.
¿Te preguntas si me molestaban? Si, en formas incalculables. Hasta que comencé a convivir con ellas (las miradas) digamos a “digerirlas”.
En cambio el lunes aquí al salir y tomar el metro (bueno, subte) todo era distinto: no sentía ese vigilar de la gente, a diferencia ya no era algo para que estén atentos…..

2 comentarios:

LUCIERNAGAS DE CIUDAD dijo...

Me ha causado mucha empatía ese sentirse observada por no saber muy bien por qué, bueno supongo que en mi caso se debe a todo mi conjunto de complejos.
Antes solía hacerme la despistada, pero ya no, ahora enfrento las miradas a ver si la persona que mira se averguenza más que yo.

Espero que te estén tratando bien los catalanes! Al principio somos un pelín desconfiados, pero después somos de lo más abiertos y cariñosos.

Suerte Bet!

Rockultural Bluespace dijo...

Como caí....El ruido debe haber sido fuerte, el golpe fue fuerte